¿Por qué un Partido Duartiano?
Por: Julio Díaz campusano
Juan Pablo Duarte fue un férreo y visionario anticolonialista y antiimperialista de su época.
Fue integral en sus convicciones políticas y nunca tranzó con los enemigos de la Patria. De ahí su famosa consigna de que: “Nuestra Patria ha de ser libre de toda potencia extranjera, o se hunde la isla”. O su crítica vertical: “Mientras no se escarmienten a los traidores como se debe, los buenos y nobles dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.
Él fue el mentor y organizador del Partido La Trinitaria, donde unió a las personalidades más conspicuas del patriotismo de su época, particularmente a los jóvenes, a quienes inculcó su sabia doctrina independentista, plural, democrática y humanista, sin distingo de condición social, raza, credo o sexo.
De todos los trinitarios, en él no hay una sola evidencia de vacilación, ni de confusión de quien era el enemigo principal a derrotar en un momento histórico determinado.
Juan Pablo Duarte también nos enseñó que en la táctica es necesario la más amplia coalición de fuerzas políticas y sociales hecterogéneas, incluyendo sectores conservadores y de derecha, como los Bobadilla y Pedro Santana, para el logro del objetivo estratégico, que era la Independencia Nacional.
Pero también en él encontramos la grandeza de su flexibilidad táctica para lograr el objetivo estratégico, que lo llevó incluso a trazar la sabia política de que un grupo de trinitarios ingresara al ejército invasor haitiano para aprender el arte militar, y conocer y estar cerca de las armas.
Con esta concepción a cuesta inculcó sus ideas políticas contra la ocupación haitiana que duró 22 años, y enseñó personalmente el uso de la esgrima y defensa personal.
Eso indica que el patricio sabía perfectamente que el desenlace de la actividad independentista iba a desembocar en la lucha armada, y había que prepararse para ella.
El patricio sabía también que una vez lograda la independencia nacional se debía aprobar y promulgar una Constitución de la República, como Ley Sustantiva, por eso escribió de su puño y letra un proyecto de Constitución, que fue ignorada por Pedro Santana, en la cual decía en su Art.6: “Siendo la Independencia Nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del Pueblo Dominicano es y será siempre su existencia política como Nación libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera, cual la concibieron los fundadores de nuestra asociación política al decir (el 16 de julio de 1838) DIOS, PATRIA Y LIBERTAD, REPUBLICA DOMINICANA, y fue proclamada el 27 de febrero de 1844, siendo, desde luego, así entendida por todos los pueblos, cuyos pronunciamientos confirmamos y ratificamos hoy; declarando, además, que todo gobernante o gobierno que la contraríe, de cualquier modo que sea, se coloca ipso facto, y por sí mismo, fuera de la ley”.
Con lo cual no sólo planteaba la creación de un país con un desarrollo independiente integral, sino también democrático, civil, republicano y pluralista, respetuoso de sus leyes.
Lograda la independencia, el patricio fue el primer funcionario dominicano en hacer la necesaria rendición de cuentas del dinero recibido y gastado en gestiones gubernamentales, con lo cual daba una clara señal de cómo los funcionarios públicos debían utilizar el dinero del pueblo, y no caer en actos de corrupción. Incluso, pidió su herencia familiar para ponerla al servicio de la causa independentista, a cambio de nada material. Eso no sólo demuestra la alta calidad política, sino la honradez y sencillez del patricio, que todo lo dio por la Patria.
Ese mismo joven Juan Pablo Duarte, visionario, ideólogo y organizador de nuestra Independencia Nacional, y verdadero Padre de la Patria, fue el mismo que a los 57 años viene al país a ponerse a las órdenes de los líderes de la Restauración que luchaban tesoneramente junto al pueblo en armas contra las tropas anexionistas españolas y el gobernador Pedro Santana.
Por todo lo dicho, y lo callado por falta de espacio, nuestro inspirador y guía político es Juan Pablo Duarte, pues su legado histórico pleno de amor, desprendimiento, patriotismo, firmeza, sencillez y honestidad lo sitúan como un gran libertador.
Ha sido un grave error histórico de los militantes de la izquierda y patriotas consecuentes de la República Dominicana habernos aferrados a líderes revolucionarios extranjeros, desdeñando, y hasta excluyendo, el liderazgo histórico del patricio Juan Pablo Duarte, quien a nuestro entender es el icono emblemático que puede y debe aglutinar a todos los patriotas, demócratas y revolucionarios dominicanos alrededor de un gran y poderoso partido duartiano para salvar la Nación.
Por: Julio Díaz campusano
Juan Pablo Duarte fue un férreo y visionario anticolonialista y antiimperialista de su época.
Fue integral en sus convicciones políticas y nunca tranzó con los enemigos de la Patria. De ahí su famosa consigna de que: “Nuestra Patria ha de ser libre de toda potencia extranjera, o se hunde la isla”. O su crítica vertical: “Mientras no se escarmienten a los traidores como se debe, los buenos y nobles dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.
Él fue el mentor y organizador del Partido La Trinitaria, donde unió a las personalidades más conspicuas del patriotismo de su época, particularmente a los jóvenes, a quienes inculcó su sabia doctrina independentista, plural, democrática y humanista, sin distingo de condición social, raza, credo o sexo.
De todos los trinitarios, en él no hay una sola evidencia de vacilación, ni de confusión de quien era el enemigo principal a derrotar en un momento histórico determinado.
Juan Pablo Duarte también nos enseñó que en la táctica es necesario la más amplia coalición de fuerzas políticas y sociales hecterogéneas, incluyendo sectores conservadores y de derecha, como los Bobadilla y Pedro Santana, para el logro del objetivo estratégico, que era la Independencia Nacional.
Pero también en él encontramos la grandeza de su flexibilidad táctica para lograr el objetivo estratégico, que lo llevó incluso a trazar la sabia política de que un grupo de trinitarios ingresara al ejército invasor haitiano para aprender el arte militar, y conocer y estar cerca de las armas.
Con esta concepción a cuesta inculcó sus ideas políticas contra la ocupación haitiana que duró 22 años, y enseñó personalmente el uso de la esgrima y defensa personal.
Eso indica que el patricio sabía perfectamente que el desenlace de la actividad independentista iba a desembocar en la lucha armada, y había que prepararse para ella.
El patricio sabía también que una vez lograda la independencia nacional se debía aprobar y promulgar una Constitución de la República, como Ley Sustantiva, por eso escribió de su puño y letra un proyecto de Constitución, que fue ignorada por Pedro Santana, en la cual decía en su Art.6: “Siendo la Independencia Nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del Pueblo Dominicano es y será siempre su existencia política como Nación libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera, cual la concibieron los fundadores de nuestra asociación política al decir (el 16 de julio de 1838) DIOS, PATRIA Y LIBERTAD, REPUBLICA DOMINICANA, y fue proclamada el 27 de febrero de 1844, siendo, desde luego, así entendida por todos los pueblos, cuyos pronunciamientos confirmamos y ratificamos hoy; declarando, además, que todo gobernante o gobierno que la contraríe, de cualquier modo que sea, se coloca ipso facto, y por sí mismo, fuera de la ley”.
Con lo cual no sólo planteaba la creación de un país con un desarrollo independiente integral, sino también democrático, civil, republicano y pluralista, respetuoso de sus leyes.
Lograda la independencia, el patricio fue el primer funcionario dominicano en hacer la necesaria rendición de cuentas del dinero recibido y gastado en gestiones gubernamentales, con lo cual daba una clara señal de cómo los funcionarios públicos debían utilizar el dinero del pueblo, y no caer en actos de corrupción. Incluso, pidió su herencia familiar para ponerla al servicio de la causa independentista, a cambio de nada material. Eso no sólo demuestra la alta calidad política, sino la honradez y sencillez del patricio, que todo lo dio por la Patria.
Ese mismo joven Juan Pablo Duarte, visionario, ideólogo y organizador de nuestra Independencia Nacional, y verdadero Padre de la Patria, fue el mismo que a los 57 años viene al país a ponerse a las órdenes de los líderes de la Restauración que luchaban tesoneramente junto al pueblo en armas contra las tropas anexionistas españolas y el gobernador Pedro Santana.
Por todo lo dicho, y lo callado por falta de espacio, nuestro inspirador y guía político es Juan Pablo Duarte, pues su legado histórico pleno de amor, desprendimiento, patriotismo, firmeza, sencillez y honestidad lo sitúan como un gran libertador.
Ha sido un grave error histórico de los militantes de la izquierda y patriotas consecuentes de la República Dominicana habernos aferrados a líderes revolucionarios extranjeros, desdeñando, y hasta excluyendo, el liderazgo histórico del patricio Juan Pablo Duarte, quien a nuestro entender es el icono emblemático que puede y debe aglutinar a todos los patriotas, demócratas y revolucionarios dominicanos alrededor de un gran y poderoso partido duartiano para salvar la Nación.
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