Amilkar Almanzar Cantisano.
Al conmemorarse 51 años de la expedición del 14 de junio, la juventud dominicana tiene el deber de reflexionar sobre el significado que tiene esta fecha para la historia de nuestro país, y la deuda que todavía tenemos con la sangre que se derramó en las montañas de Constanza y en las costas de Maimón y Estero Hondo.
Confieso que hasta hace algunos días, mi admiración por los héroes del 14 de junio se debía a que habían venido “enamorados de un puro ideal” a luchar por la libertad del pueblo dominicano. Mi visión era tan corta, que sólo recordaba que los expedicionarios vinieron a derrocar a Trujillo, sin inquietarme nunca lo que debía suceder cuando destituyeran al Dictador.
Nunca me detuve a pensar en el programa que traían los miembros de la “raza inmortal”. Tremendo error el mío.
No conocer el programa mínimo de los expedicionarios de junio de 1959 es borrar parte de la historia de nuestro país. 17 propuestas, agrupadas en cuatro bloques: político, social, económico e internacional; que a cinco décadas aun esperan ser implementadas.
Sacando el conservador que hay en mí, me atrevo a proponer que de las 17 propuestas del 14 de junio asumamos tres como nuestras banderas de lucha:
1. “Convocar una Asamblea Constituyente elegida por medio del sufragio universal, directo y secreto para elaborar una Constitución con sujeción a los principios que rigen la concepción de la organización democrática del Estado, e inspirada en los postulados de la justicia económica y social”. [1]
Parecería una necedad de mi parte plantear un proceso constituyente apenas a unos meses de haberse aprobado una nueva Constitución.
Lo que pasa es que esa no es mi Constitución. Esa “nueva” Constitución no me representa. Se hizo a espaldas del pueblo. Niega la justicia que proponían los expedicionarios de Junio. No construye democracia. No promueve participación.
2. “Iniciar una efectiva campaña de alfabetización, reformando íntegramente la enseñanza, a fin de que la nueva escuela, desde la primaria hasta la universidad, sea forjadora de una conciencia nacional avanzada y libre, que contribuya a darle impulso a los reclamos y derechos del pueblo”.[2]
No es suficiente con que alfabeticemos. Es necesario también que evaluemos como alfabetizamos. Nuestra educación no es una herramienta para la liberación. Más bien aporta a la alineación del pueblo. Por eso del 14 de junio solo nos enseñan que vinieron a derrocar a Trujillo y que los asesinaron a todos.
Nunca se nos habla sobre sus propuestas y su programa. Aprendemos inglés para que podamos servirles a los turistas. Formamos profesionales en las universidades para que sueñen con ejercer sus carreras en otros países. Aun estamos a la espera de la conciencia nacional avanzada y libre.
3. “Revisar todas las concesiones hecha por la tiranía a favor de capitales nacionales y extranjeros, que sean lesivas al interés nacional”. [3]
La lucha contra la cementera en los Haitises fue una continuación de esta propuesta de los expedicionarios. Asumir la lucha en contra de la concesión minera a la Barrick Gold es una obligación de todo aquel que se sienta comprometido con el 14 de junio.
Los y las revolucionarios, democráticos y progresistas tenemos el deber de comenzar a recordar a los expedicionarios del 14 de junio no solo por haber ofrendado sus vidas en contra de la tiranía de Trujillo.
Los y las revolucionarios, democráticos y progresistas tenemos el deber de comenzar a recordar a los expedicionarios del 14 de junio no solo por haber ofrendado sus vidas en contra de la tiranía de Trujillo.
Tenemos el compromiso de asumir y promover el programa de la expedición. Hacer nuestras las 17 propuestas, lograr que la juventud se enamore de ellas, y que luche por conseguirlas.
Honremos la memoria de la raza inmortal levantando las banderas de sus propuestas.
[1] Programa Mínimo de los Expedicionarios de Junio 1959
[2] Ídem
[3] Ídem
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